sábado, 13 de diciembre de 2014

LAS PIEDRAS RITUALES DEL CASTRO DE “LA MESA DE MIRANDA”

Aspecto del tercer recinto del castro de la Mesa de Miranda.

El castro de la Mesa de Miranda se encuentra 24 Km. al oeste de Ávila, en el término de la abulense localidad de Chamartín de la Sierra desde el cual parte un camino hacia el norte, apto para vehículos, que conduce hasta la misma puerta del castro.

Cuando en 2004 realice mi investigación en este lugar, sobre su posible ritualidad rupestre tan solo se conocía la reiterada afirmación (Francisco Marco Simón, “Celtas y Vettones”, por ejemplo), de que “en el castro de la Mesa de Miranda se atestiguan cazoletas rituales”, ¡¿?!

Piedra con supuestas cazoletas rituales que halló Cabré
y Molinero (Museo de Ávila).
 Cuando en 2004 realice mi investigación en este lugar, sobre su posible ritualidad rupestre tan solo se conocía la reiterada afirmación (Francisco Marco Simón, “Celtas y Vettones”, por ejemplo), de que “en el castro de la Mesa de Miranda se atestiguan cazoletas rituales”, ¡¿?!

Cazoletas que resultaron ser las que durante las primeras campañas de excavación del castro, en la década de de 1930, encontraron Cabré y Molinero en las inmediaciones de la puerta occidental del recinto primero: una pequeña piedra plana de 50 cm. de alto, 32 de ancho y 11 de grosor, con 16 cazoletillas en una de sus caras cuyos tamaños oscilan entre los 5-6 cm. de diámetro y 3-4 de profundidad, cuya fotografía tuve la ocasión de ver por primera vez, a mediados del mes de octubre de 2004, en el aula arqueológica de Chamartín de la Sierra. Esta piedra, que durante algún tiempo se creyó perdida, se halla en el Museo de Ávila (sala IV, la Edad del Hierro) con un letrero que dice “piedra para machacar minerales” ¡¿?! 

NUEVOS ELEMENTOS. Tras varias visitas en el propio recinto del castro y alrededores identifiqué numerosos elementos de muy posible finalidad mágico-ritual rupestre, algunos de los cuales expongo en esta nueva entrada.   

Conjunto de cazoletas. Se halla en un promontorio rocoso del conocido como recinto tres (supuesto encerradero de ganados pero que estuvo destinado a la ocupación humana). Un extraordinario conjunto de cazoletas rituales sobre una roca en posición inclinada de 3 metros de longitud y más de 1 anchura, separada de otra mayor unos centímetros.

Roca con cazoletas en el recinto tres del castro.
Representación gráfica de la distribución de los elementos.
Presenta más de 25 cazoletas de 4-9 cm. de diámetro y 1-5 de profundidad, entre las que destacan dos de las que parten sendos canalillos, que bien podrían representar un planetario, como propuso Luis Benito del Rey cuando, en mi compañía, visitó el lugar. Una representación estelar en que las dos cazoletas mayores, de las que parten los referidos canalillos, podrían simbolizar cometas o estrellas fugaces.

Tampoco se debe descartar el que estos elementos pudiesen tener relación con la sexualidad, pues las dos cazoletas mayores podrían representar unos testículos, y los dos canalillos que desde éstas se dirigen a la cazoleta superior, un falo.  
Y aún podría tratarse de otro tipo de representación, tener otra finalidad, pero sea como fuese este elemento, mágico-ritual sin ninguna duda, es uno de los más curiosos e interesantes de la provincia de Ávila y también uno de los primeros documentados.  

SANTUARIO RUPESTRE DEL CERRO DE LAS NAVAS.

El cerro de las Navas se halla unos centenares de metros al sur del castro. Se identifica fácilmente porque en su rocosa cima se ha instalado un mirador artificial desde el que se divisa el castro y la necrópolis situada entre ambos. Un lugar idóneo para establecer un “SANTUARIO RUPESTRE”.

Los elementos de presumible finalidad ritual hallados en este lugar, divididos en DOS NÚCLEOS,  son los siguientes:

Cima del cerro de las Navas y mirador artificial.
 Altar petrozoomorfo. Es uno de los elementos más curiosos e importantes del santuario. Se encuentra en lo alto del cerro, al pie de la gran roca que lo corona. Una piedra de 1 m. de altura y otro de diámetro, de forma parecida a un AVE posada o a una TORTUGA. Una de esas piedras que parecen creadas por la propia divinidad por cuyo motivo fueron elegidas por las antiguas culturas para establecer en ellas sus lugares sagrados.

Además de su forma, la piedra presenta en su parte alta un rebaje circular de 0,6 m. de diámetro y 10 cm. de profundidad y, en su centro, una profunda cazoleta ritual de 14 cm. de diámetro y 7 de profundidad. La cabeza del supuesto animal se dirige al norte, donde se encuentra la necrópolis y el castro.

Altar petrozoomorfo en el santuario de las Navas.
Segundo altar. Se halla, tres metros al norte del anterior, elevado 60 cm del suelo: dos pilas sensiblemente circulares, de posible origen natural, de cuarenta y treinta cm de diámetro; y dos profundas cazoletas de inconfundible factura humana, de 9 y 7 cm de diámetro y 6 de profundidad; elevadas.

Primer plano del segundo altar. 
Unos metros al este de este altar, en lo más alto de la roca, existe una pileta ovalada obra de la naturaleza y del hombre, de 45-55 cm. de diámetro y 10 de profundidad, que pudo estar destinada a la práctica de rituales cruentos o bien al quemado de los restos de las posibles víctimas sacrificadas en los anteriores altares o al pie de la gran roca donde se encuentran todos los elementos referidos.

El SEGUNDO NÚCLEO de este santuario se halla un centenar de metros al noroeste de la cima del cerro, en torno a un grupo rocoso. Tres son los posibles elementos mágico rituales existentes en este lugar.   

Grupo rocoso en cuyo contorno se hallan varios elementos rituales.
Conjunto de hoyuelos y cazoleta. El más curioso, original, e interesante, de inequívoca función mágico-ritual, es un conjunto de cinco hoyuelos en torno a una cazoleta realizados sobre una piedra triangular de 1,3 m. de lado y 0,5 de altura, situada al pie y en la parte suroeste del berrocal. La cazoleta tiene 7 cm. de diámetro y 3 de profundidad y los hoyuelos 3,5 cm. de diámetro y 1,5 de profundidad, la mitad que la cazoleta. Cuatro de los hoyuelos, como hechos con un compás, equidistan desde su centro al borde de la cazoleta, 7 cm. Un quinto hoyuelo, apenas perceptible, se halla al doble de distancia de la cazoleta que los otros (14 cm) y con uno de los otros cuatro materializa la dirección NORTE-SUR. 

Conjunto de hoyuelos y cazoleta mágico-rituales.
Representación del posible calendario.
Curiosamente, aunque los cuatro hoyuelos equidistan de la cazoleta las distancias entre ellos son notoriamente distintas. También observé que la alineación de la cazoleta y del tercer hoyuelo por la izquierda determinan la dirección este-oeste, por lo que el conjunto en cuestión podría tratarse de un calendario. Eso, una especie de tablero para realizar prácticas mágico-rituales de adivinación arrojando sobre él, piedras, huesos, sangre, etc.; o cualquier otra cosa, pero es evidente que la persona que los labró, jugando con distancias, proporciones y alineaciones, no lo hizo al azar sino que representó algo que para ella tenía un significado mágico-ritual aunque no sepamos cuál. Y de ninguna forma una "garra de oso" como refieren algunos.  

Posibles ara de sacrificios y pozo sagrado. Unos metros al Este y Oeste del conjunto de elementos anteriores y seguramente relacionados con ellos, se encuentran otros dos de muy probable finalidad ritual.

Probable ara de sacrificios.
El primero de ellos, situado al Oeste, se trata de una aplanada y triangular roca, de aproximadamente un metro cuadrado de superficie que bien pudo haber constituido un altar de sacrificios cuya sangre resultante pudo emplearse en los rituales practicados en los elementos anteriores.

Probable pozo sagrado.
El segundo, situado al este de los hoyuelos, consiste en una cavidad oblonga, parecida a un genital femenino, de 1x0,4x0,3 m. (largo, ancho, fondo) quizás destinado a contener el agua necesaria para la práctica de los rituales (lavar los utensilios de los sacrificios, rituales iniciáticos, curativos, etc.), un pozo o recipiente sagrado similar a la pila de las abluciones del Tabernáculo hebreo, a las posteriores pilas bautismales cristianas, etc. La sugerente forma de genital femenino de este elemento podría tener relación con rituales mágico-religiosos de iniciación hacia nuevas confesiones religiosas, actividades sociales, etc.

OTROS ELEMENTOS

Pintura rupestre. Se encuentra en la cara norte de una espectacular roca situada extramuros junto a la puerta suroeste del segundo recinto. Representa un caballito de largo y erguido cuello, similar a los de las clásicas fíbulas, vettonas, de 11 cm. de largo y otros tantos de alto; y sobre su cabeza lo que podía ser un guerrero armado, de similar altura a la del equino. Un lugar de clara finalidad ritual destinada quizás a la protección de la referida puerta.   

Roquedo con pintura. 
Detalle de la pintura retocada.
Altar. Se halla unas decenas de metros al sur de la pintura, perdido entre pequeñas rocas y chaparros. Una aplanada roca (ara natural), en la que se ha practicado una cazoleta de 10 cm. de diámetro y 3 de profundidad. Colmatada de milenarios sedimentos naturales y musgo, pero inmutable al tiempo, llevaba más de dos milenios esperando el momento de ser descubierta.

Altar al sur de la puerta suroeste del segundo recinto. 
Altar. Un segundo altar, de características distintas al anterior y encontrado por casualidad, se halla a mitad de camino entre el castro y el pueblo de Chamartín, junto al camino viejo que transcurre al norte del cementerio. 

Se compone de una roca, sensiblemente prismática, de 1-1,5 m. de altura y 0,8 de grosor, dispuesta en forma de rampa ascendente hacia el cerro de Gorría, el más alto de la zona, situado al sur; y de una cazoleta ritual cilíndrica de 12 cm. de diámetro y 6 de profundidad, labrada en el centro de una superficie aplanada artificialmente.

Aspecto general del altar entre en castro y el pueblo.
Cazoleta ritual del altar situado al sur del cerro de Las Navas.

CONCLUSIÓN.

Aunque no espectaculares los elementos, presumiblemente cultuales de este castro, son verdaderamente originales y variados, en especial los situados en el cerro de las Navas cuyo lugar tiene cierto parecido con el altar que Noé levantó en el monte Ararat; los que erigió Abraham en una montaña al oriente de Betel y en la cima del monte Moria para sacrificar a su hijo Isaac; Moisés en el Sinaí, etc. Elementos que añaden un nuevo e importante atractivo a este castro de Chamartín pues dan pie a abordar el mundo de las creencias y prácticas religiosas de las gentes que lo habitaron.























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